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José Isidoro Morales

José Isidoro Morales (Huelva, 1758 – París, 1818) es hoy reconocido como padre de la libertad de imprenta, concepto liberal que en nuestros días ha pasado a denominarse libertad de prensa. Si eso es así es por una doble razón: por la responsabilidad que el onubense tuvo en la redacción de la memoria y proyecto de ley en las que se basarían las Cortes para la aprobación de dicha libertad en 1810 y por la justa reivindicación que en los últimos tiempos se ha hecho de su figura y su obra tras dos siglos de olvido historiográfico.

Padre de la libertad de prensa en España

Su Memoria sobre la libertad política de la imprenta, publicada a fines de 1809 por iniciativa de la Junta de Instrucción Pública creada en Sevilla para elevar dictámenes a la comisión preparatoria de las Cortes, fue sin duda un hito fundamental en la configuración de dicha libertad. En realidad, la principal cuestión que tuvo que debatir la Junta no fue un tema estrictamente vinculado con la educación, sino uno cuya trascendencia rebasaba el puro ámbito de la instrucción pública y que se situaba en el cimiento mismo de la reforma política que las Cortes tenían que acometer: la libertad de imprenta. Discutir si tal libertad tenía que asumir una limitación a priori o a posteriori o si podía ejercerse sin cortapisas, tal como admitía ya la constitución francesa, era la materia que la Junta debía dilucidar. 

Fue el día 7 de diciembre de 1809 cuando José Isidoro Morales leyó su Memoria en la Junta de Instrucción Pública, presidida por Jovellanos. Morales era entonces canónigo de la Catedral de Sevilla por nombramiento de Carlos IV y, en principio, no había dado signos de profesar un credo liberal. Sin embargo, su texto fue inequívocamente favorable a la libertad de imprenta, aunque, para conciliar las posturas extremistas que en esos días se habían discutido en la Junta y fuera de ella, era también moderado. En definitiva, abogaba por una libertad de imprenta sin censura previa (para contentar a los más exaltados), pero sometida a una ley que castigase los abusos que pudieran cometerse (para contentar a los más reticentes), lo cual constituía una propuesta equilibrada. En otras palabras, debía decretarse la libertad absoluta de imprimir y, solo después, velar porque el imperio de la ley castigase los delitos cometidos en su nombre.

Aprobada como dictamen colegiado de la Junta de Instrucción Pública a pesar de que no todos sus miembros estuvieron de acuerdo con ella, el 15 de diciembre de 1809 se remitió a la Comisión de Cortes. La Memoria fue impresa en ese mes de diciembre en el establecimiento sevillano de Manuel Muñoz Álvarez y comenzó a venderse, para ilustración general, en la librería de Hidalgo, en la calle Génova. Era un folleto de 32 páginas que, curiosamente, no iba firmado con el nombre de su autor, sino con las iniciales D.J.I.M.

De todas formas, a pesar de que los contenidos y la difusión de la Memoria sobre la libertad política de la imprenta hacen que actualmente pueda reivindicarse el papel pionero de José Isidoro Morales en esta cuestión capital de la conformación del liberalismo en España, hay algo que quizás es aún de mayor relevancia: no solo fue Morales quien escribió y dio a luz la Memoria, sino también el autor del proyecto de ley que la acompañaba y que, aunque se remitió igualmente a la Comisión de Cortes por parte de la Junta de Instrucción Pública, no fue impresa. Afortunadamente, ese proyecto, de puño y letra de José Isidoro Morales, está conservado en el Archivo del Congreso de los Diputados. Era un proyecto de quince artículos que constituyó el borrador sobre el que las Cortes más tarde trabajarían. Posiblemente, por tanto, el Proyecto de la ley sobre la libertad de la imprenta supuso una aportación de Morales mayor que la que constituía puramente su Memoria, aunque, al ser un documento de trabajo y no ver la luz impresa, no llegara a ser tan conocido entonces ni sea tan valorado hoy. El proyecto de ley fue puesto en limpio por Morales el 14 de diciembre de 1809 y se remitió a la Comisión de Cortes, junto a la Memoria, un día después. 

Las ideas de Morales circularon y tuvieron un amplísimo eco, siendo el antecedente más directo del decreto de 10 de noviembre de 1810 por el que las Cortes de Cádiz renunciaban a la censura previa -salvo en lo relativo a la religión, cosa que no había exceptuado el onubense- y reconocían tanto a instituciones como a individuos “la libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anteriores a la publicación”. Fue la primera vez que en España se decretaba la libertad de imprenta. José Isidoro Morales, pese a que se ha tardado dos siglos en reconocer su responsabilidad en ello, bien puede considerarse con justicia el padre de dicha libertad, hoy capital en la democracia.

Manuel José de Lara Ródenas

Manuel José de Lara Ródenas en Doctor en Historia, profesor titular de Historia Moderna en la Universidad de Huelva y académico correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, autor de la investigación más profunda sobre José Isidoro Morales, sintetizada en su libro “José Isidoro Morales. De Andalucía a París: la vida del padre de la libertad de imprenta”, editado en 2016. Ha publicado más de diez libros dedicados fundamentalmente al Barroco y la Ilustración, además de las biografías “Un heterodoxo en la Huelva de la Ilustración: Miguel Ignacio Pérez Quintero “, “José Isidoro Morales, un matemático en la Corte de Carlos IV”, “Los trabajos y los días de Lorenzo Cruz de Fuentes” y numerosas publicaciones poéticas por las que ha sido galardonado en varios certámenes poéticos. Gracias a su labor investigadora, la figura de José Isidoro Morales está siendo rescatada del olvido y actualmente, la Universidad de Huelva ha puesto su nombre a su Maxiaulario, así como el de una calle en las inmediaciones de su campus.

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