Más tarde quiso volver a Andalucía con programas como “Tres a las Tres” y “Andalucía viva” emitiendo desde Sevilla, donde se asentó.
En el horizonte se divisaba ya una colina recortada sobre el cielo estrellado de la madrugada, donde nacería su sobrenombre y uno de los mayores éxitos de su carrera: “El loco de la colina”, en 1980. Radio Nacional le había encargado un programa para la noche que debía llamarse “Para mayores sin reparos”, nombre al que accedió con resistencia hasta que una madrugada en antena, mientras hablaba sobre la conocida canción de los Beatles, dijo; “Me siento como un loco en una colina”. Los oyentes reaccionaron inmediatamente y a partir de entonces, nadie pudo evitar que el programa se llamase así.
En 1982 el programa pasó a la parrilla de la SER, donde se mantuvo hasta 1986, con reemisiones en cadenas de Argentina y Uruguay. “El loco de la colina” supuso para muchos la mayor revolución de contenidos de la Radio Española, un estilo intimista que ha creado escuela, introduciendo el silencio como parte del lenguaje radiofónico en el género de la entrevista.
Tras este hito, dio el salto a la televisión con su primer programa en el medio, “El Perro Verde”, el cual obtuvo el Premio Ondas y mucha repercusión en España Argentina, país en el que rodó una de sus temporadas. También desde Sevilla creó Radio América, una emisora de radio cuya máxima apuesta era la calidad técnica y de contenidos, un proyecto ambicioso que terminó posponiendo por un nuevo proyecto televisivo, que bautizó como “Qué sabe nadie”, Ondas Internacional y premio Rey de España de Periodismo.
A este programa le siguió, en 1991, “Trece noches”, un espacio desnudo sin más decorado que la luz magistralmente manipulada por Teo Escamilla y dos hombres frente a frente: Jesús Quintero conduciendo la conversación y el gran Antonio Gala, desgranando trece temas de ahora y de siempre: el arte, el dinero, el amor, la religión, la televisión.